Ana Serradilla confesó que ponía su trabajo antes que a su salud, lo que la ha llevado a estar en peligro en varias ocasiones, pues solo usaba analgésicos para calmar el dolor y los malestares, para no afectar los proyectos en los que participaba.
Incluso, en una ocasión estuvo a punto de perder un ojo por medicarse sin el diagnóstico de un doctor, lo cual le dejó secuelas en la visión de su ojo derecho.