Ahora que el Príncipe Harry estrena década, analizamos cómo el camino que ha tomado quizá es el único que podía transitar debido al rol que le tocó jugar en su familia, a la infancia que tuvo y a su personalidad. Se esté a favor o en contra de sus decisiones, el hecho es que la vida de un rebelde con causa siempre será más interesante que la de quien se somete al orden establecido.
Desde que llegó al mundo llamó la atención por ser pelirrojo, característica que operó en su contra como narra en su libro Spare (2023), donde recuerda que a su papá, el rey Charles, le gustaba contar historias y terminar “filosofando”: “¿Quién sabe si soy realmente el príncipe de Gales? ¿Quién sabe si soy tu verdadero padre?”, relata Harry. “Reía cuando era una broma cero divertida dados los rumores de que mi papá era James Hewitt, un examante de mi mamá. Una causa de ese rumor era el flamante pelo rojo del mayor Hewitt, pero otra causa era el sadismo”, cuenta. Creció con la sensación de ser el outsider, el de “repuesto” (Spare) por su posición número tres en la línea de sucesión al trono. Todo se agravó cuando, a dos semanas de su cumpleaños 13, su madre, la princesa Diana, falleció en París en un accidente automovilístico causado por el acoso de los paparazzi el 31 de agosto de 1997.