Carles Grau Sivera y Ana María Guzelian |

Beirut (EFE).- Cientos de vecinos de los suburbios meridionales de Beirut permanecen acampados en las calles de la capital libanesa, donde muchos pasaron la noche por miedo a ser alcanzados por los bombardeo israelíes que esta madrugada se sucedieron por el extrarradio.

Según constató EFE, más de un centenar de vecinos de esos suburbios conocidos como el Dahye y del adyacente campamento de refugiados de Shatila acamparon desde la madrugada en la céntrica Plaza de los Mártires, donde muchos de ellos llegaron con lo puesto y sin haber podido dormir por la tensión acumulada en las últimas horas.

El Ejército israelí llamó a los ciudadanos a evacuar puntos específicos del Dahye poco antes de iniciar una primera oleada de ataques.

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“Ayer, cuando anunciaron los ataques, asumí que no solo tendrían como objetivo las áreas específicas que mencionaron, pero después del segundo ataque por la noche tuve que huir por el bien de mis hijos”, dijo a EFE un vecino que llegó a la plaza de madrugada con sus tres niños, su mujer y sus dos hermanos.

Tensión e incertidumbre

El pánico cundió entre la población la tarde del viernes, cuando Israel efectuó unos bombardeos de intensidad sin precedentes contra el Dahye, que provocaron el derrumbe de varios edificios y la muerte hasta el momento de seis personas, un ataque cuyo objetivo era el líder de Hizbulá, Hasán Nasrala, que según anuncio este sábado el Ejército del Estado judío habría muerto bajo las bombas.

Pero horas después, el Ejército israelí realizó otros bombardeos contra estos suburbios meridionales controlados por la formación armada, asegurando que iban dirigidos contra presuntos almacenes de armamento que se hallaban bajo inmuebles residenciales, algo que Hizbulá ha negado.

LIBANO ISRAEL
Cientos de vecinos de los suburbios meridionales de Beirut permanecen acampados en las calles de la capital libanesa. EFE/Carles Grau Sivera

Ante esta situación, familias enteras salieron corriendo de sus casas, sin saber si podrán volver después de que el Ejército israelí diera órdenes de evacuación en varios puntos del Dahye.

“Llegamos sobre la 1.30 de la madrugada al paseo marítimo, mis ojos no podían creer al ver todas las personas que habían huido, había más de mil”, relata a EFE el vecino del suburbio capitalino, que prefiere mantener el anonimato ante el miedo generalizado entre los presentes en la Plaza de los Mártires.

El hombre, completamente extenuado, lamenta que “todo el Dahye estará arrasado pronto”, una certeza compartida entre varios de los vecinos que se ha visto reforzada después de que las autoridades libanesas se estén preparando para evacuar los hospitales ubicados en los suburbios meridionales de Beirut.

“¿Quién les puede parar? Quién sabe si incluso bombardearán aquí, mientras estamos sentados en el medio de la plaza”, se pregunta.

Una noche en vela

Muchos de estos vecinos, enganchados a sus teléfonos para conocer los últimos desarrollos, esperan sentados en diferentes puntos de la plaza, donde algunos han podido traer colchones, teteras, fogones portátiles e incluso shishas (pipa de agua) que se van pasando entre ellos.

Casi ninguno de estos recién desplazados ha podido dormir durante la noche, aseguran a EFE varios de ellos mientras decenas de niños se entretienen dando patadas a latas, jugando con palos o simplemente recolectando piedras para reforzar sus refugios improvisados.

“No he podido dormir nada”, dice a EFE un niño sirio de 14 años residente en el campo de desplazados de Shatila, que ha llegado a la Plaza de los Mártires hace apenas unas horas con siete miembros de su familia “para estar a salvo”, pero con la esperanza de poder volver a su casa “cuando esto termine”.

El adolescente recuerda asustado que el viernes, tras terminar su turno de trabajo en un pequeño supermercado, volvió a su casa y “empezaron a bombardear y, dos horas después, empezaron a hacerlo de nuevo”.

“Ahora es mejor, no me gustó esa situación… Los niños estaban llorando, la gente estaba corriendo”, relata.

A unos pocos metros, una madre de unos 30 años asegura que los primeros bombardeos del viernes fueron “aterradores”.

“Luego vimos en las noticias que estaban atacando de nuevo y tuvimos que huir por nuestros hijos”, afirma a EFE sollozando.

Ante la oleada de pánico y de huidas, la mujer denuncia que las autoridades libanesas y las organizaciones humanitarias “no han hecho absolutamente nada” para atender a los vecinos, mientras por ahora se encuentran en la calle sin saber lo que va a pasar.

“Los desplazados están ayudando a los otros desplazados. No hay baño, tenemos que ir a hacer nuestras necesidades en los arbustos y no hay ningún lugar para lavarse. No hay nada”, lamenta.

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