Viena (EFE).- El triunfo de la ultraderecha en Austria en las elecciones del domingo ha causado un terremoto político en el país centroeuropeo que abre un complejo escenario de negociaciones para formar un nuevo gobierno.

A continuación, seis preguntas y otras tantas respuestas para dar contexto a este resultado electral.

1- El declive de los partidos tradicionales

El ganador de las elecciones fue el ultraderechista Partido Liberal (FPÖ), que alcanzó el 29,2 % de los votos, 13 puntos porcentuales más que en los comicios de 2019.

El FPÖ, fundado a mediados de la década de 1950 por antiguos oficiales nazis, logró así su primera victoria en unos comicios generales.

El resultado, aunque esperado, ha causado un terremoto político en el país, donde las dos fuerzas que han dominado la política nacional en las últimas ocho décadas, el democristiano Partido Popular (ÖVP) y el socialdemócrata (SPÖ), han encajado importantes pérdidas.

La ultraderecha logra una victoria histórica en Austria pero sin aliados para gobernar

Tanto el ÖVP como el SPÖ han sido las principales fuerzas políticas de Austria, alternándose en el poder desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, pero las elecciones del domingo reflejaron la pérdida de influencia de ambos.

  • Crisis en el ÖVP: la corrupción como lastre

El partido conservador, liderado ahora por Karl Nehammer, perdió 11 puntos, hasta el 26,5 % de los votos, en contraste con el 37,5 % en 2019. La formación, que lleva en el gobierno desde 1986, está lastrado por distintos casos de corrupción.

No cuajó que se presentara en los comicios como la formación de la “estabilidad” y la “moderación” frente al “extremismo” del FPÖ.

  • Crisis en el SPÖ: liderazgos débiles

Por su parte, la organización socialdemócrata, bajo el liderazgo de Andreas Babler, apenas alcanzó el 21,05 %, lo que lo relegó a la tercera posición, su peor resultado histórico.

Este partido atraviesa una crisis de liderazgo, con barones territoriales y parte de la dirección cuestionando la deriva izquierdista con Babler con el objetivo de volver a conectar con la clase trabajadora, algo que no terminó de funcionar.

2- El descontento por la crisis aúpa a la ultraderecha

El FPÖ, que ya en el pasado capitalizó el voto protesta, aprovechó el descontento tras cinco años de gobierno entre democristianos y ecologistas.

Austria, pese a ser uno de los países más ricos de Europa, afronta su peor crisis económica en décadas, con una contracción del 1 % en 2023 y una caída proyectada del 0,8 % para 2024.

La inflación ha reducido el poder adquisitivo, mientras que la migración y el aumento del costo de vida se han convertido en las principales preocupaciones del electorado.

El nuevo auge de la ultraderecha define la campaña electoral en Austria

El FPÖ centró su campaña en esos dos asuntos, proponiendo el fin de las políticas de asilo y la expulsión de inmigrantes que no se integren, así como medidas económicas que prioricen a los nacionales.

Con un discurso antiinmigración, euroescéptico y prorruso, el FPÖ se presenta como la opción que defiende a los “olvidados” por las élites, captando el voto rural y el 50 % del de los obreros.

3- Trasvase de votos en la derecha

Una gran parte de los votos del FPÖ provino de antiguos votantes del ÖVP, que había endurecido mucho su discurso contra la inmigración para evitar precisamente ese trasvase.

Unos 443.000 votantes que apoyaron al ÖVP en 2019 se pasaron al FPÖ en esta elección, asegura un estudio de la televisión pública ORF.

En total, el FPÖ logró aumentar su número de votos desde unos 770.000 en 2019 a más de 1,4 millones en 2023. También lo votaron 250.000 abstencionistas de 2019.

4- Fractura urbano/rural y el voto en jóvenes y en mujeres

Son diferencias muy marcadas. Las elecciones mostraron una clara división entre el campo y la ciudad, según el estudio de la ORF.

El FPÖ se consolidó en las zonas rurales y en las pequeñas ciudades, superando en muchas localidades al ÖVP, el partido tradicional de la Austria rural.

En las áreas urbanas, sin embargo, el SPÖ fue la fuerza más votada, especialmente en grandes ciudades como Viena, Graz y Linz.

Bolsas de papel con el tema del gobernante Partido Popular de Austria (OeVP) en exhibición durante un mitin
Publicidad electoral con motivo de los comicios en Austria. EFE/EPA/FILIP SINGER

El FPÖ se consolida como el más votado entre los jóvenes hasta 34 años y también entre las mujeres, con el 28 %.

Este último punto es un cambio importante respecto a las pasadas elecciones, en 2019, cuando el voto a la ultraderecha era mayoritariamente masculino.

En cuanto a la educación, el FPÖ ha captado la mayor parte de los votos de personas sin estudios superiores.

Tres escenarios a partir de ahora: tres posibles coaliciones

Las negociaciones para formar gobierno se prevén largas y complicadas. De media, las negociaciones en Austria han durado hasta ahora 62 días, aunque en 2019 fueron 100 días.

Existen tres opciones:

  • Una de ellas es la coalición entre el FPÖ y el ÖVP

Sin embargo el canciller y líder democristiano, Karl Nehammer, descarta que sea bajo el liderazgo de Herbert Kickl, al que considera un “peligro para la seguridad nacional”. De momento parece improbable que Kickl, reforzado por la victoria, no entre en el Gobierno para facilitar una coalición.

Por otro lado, socialdemócratas, ecologistas y liberales no quieren ningún tipo de pacto con el FPÖ.

  • La otra opción es lo que en el pasado era la “gran coalición” entre ÖVP y SPÖ.

Esta última sería muy ajustada por su mayoría parlamentaria, ya que tendrían 93 escaños en una cámara de 183 diputados.

Para los partidos tradicionales reeditar la “gran coalición”, una fórmula de gobierno habitual en Austria durante décadas, supondría alimentar el discurso victimista del FPÖ y entrañaría también riesgos.

  • También se baraja una coalición tripartita con el liberal NEOS como tercer socio.

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