Chihuahua, Chih.- El reciente ataque en Samalayuca ha encendido las alarmas sobre la vulnerabilidad del personal del Instituto Nacional de Migración (INM) y la creciente tensión en los operativos migratorios.
Mientras las investigaciones avanzan, surgen cuestionamientos sobre las condiciones en las que operan los agentes y la percepción de los migrantes hacia las autoridades.
La captura de los presuntos responsables, un venezolano y un colombiano, puso fin a una intensa búsqueda en terrenos escarpados, pero abrió la discusión sobre los riesgos que enfrentan los oficiales.
Sin armas ni equipo de protección, los agentes del INM dependen de protocolos que, según expertos, necesitan una actualización urgente para responder a situaciones de violencia.
La comunidad local y organismos de derechos humanos también han expresado su preocupación por el impacto de estos incidentes en las relaciones entre migrantes y autoridades.
La polarización y la desesperación entre los grupos migrantes, que atraviesan condiciones extremas durante su tránsito, podrían ser factores detonantes de confrontaciones como la ocurrida en Samalayuca.
Ante esta situación, tanto el INM como la Guardia Nacional han anunciado un análisis integral para reforzar la seguridad en puntos críticos, incluyendo el despliegue de más personal y el uso de tecnología avanzada en sus operativos.